La misiva
La misiva En mis doce años de vida nunca me había pasado algo así. Entré temprano a clase. No había llegado ningún niño y me encaminé hacia mi lugar, el tercero de la derecha. Se me desviaron los ojos hacia la pared.
La misiva En mis doce años de vida nunca me había pasado algo así. Entré temprano a clase. No había llegado ningún niño y me encaminé hacia mi lugar, el tercero de la derecha. Se me desviaron los ojos hacia la pared.
¿Por qué te sueño de noche, por qué lo hago de día, será que mi amor es tuyo, y hace tiempo lo tenía? Recuerdo cuando te vi con tu vestido limón, tu caminar cadencioso arrobó mi corazón. Te miré cuando pasabas te diste cuenta en el acto, tus ojos color de miel,
¿Por qué no parás de tomar de una vez, no te das cuenta ves que te estás matando? ¡Todos tus amigos te esquivan y tenés problemas hasta con tus hijos! ¿En qué se ha convertido tu vida, por qué nos sos como los demás que toman solamente un par de vasos de vino
Remiendos de viento El rayo de sol entraba silencioso por la rendija en la pared norte del rancho. Se había adueñado de aquella grieta causada por el resquebrajamiento de la greda debido al paso del tiempo. Dentro de la humilde cocina, el haz dorado e invasor, formaba un lamparón oro viejo
Mate de cascarilla Sobrevivíamos con mi vieja en la calle Ganaderos a media cuadra de Avenida Garzón, el año 1962 pateaba su suerte por las calles de Montevideo exactamente igual que nosotros. Mis viejos se habían separado y me tocó marchar con mi madre pa’ la capital.
Lamento de Coyote herido Usted me pide que le cuente mi historia… bueno si tiene tiempo, escuche… Y era…déjeme decirle… allá por el 84 u 85… 85 para ser más preciso. ¡Que años difíciles para nosotros! Mire que intentamos de veces y no había caso, la Teresa se me estaba quedando cada vez más flaca